Nuestra Comuna
Historia y Origenes

Historia

Traiguén, que en mapudungun significa “salto de agua”, es considerada una “tierra de progreso”, y una comuna de Chile, localizada en la Provincia de Malleco, en la Región de la Araucanía, relacionada con el proceso de incorporación de las tierras de «La Frontera» al Estado chileno a fines del siglo XIX. Por lo tanto, como muchas ciudades de La Araucanía, Traiguén nació como un puesto militar, una avanzada del Ejército de Chile para asentarse en esta zona del país.

El 2 de diciembre de 1878 se inició la instalación del Fortín Traiguén, levantado en las riberas del río del mismo nombre, siendo ocupado por el “Cuerpo de Milicias” al mando del General Gregorio Urrutia.

Éste daría inicio a la fundación de la villa de Traiguén, en los dominios del cacique Quilapán, quien diez años atrás había impedido que el Ejército lograra su cometido en el área. A poco de la fundación de la ciudad de Traiguén en diciembre de 1878, llegaron entre 1883 y 1887, unas 1.700 familias de colonos suizos, franceses, alemanes y unas pocas de otras nacionalidades invitadas por el gobierno de Chile, que les entregaba unas 40 has. por familia y algunos elementos como semillas, bueyes y maderas para construir sus viviendas, para cultivar la tierra que estaba abandonada e infertil desde hacía ya más de un siglo.

Ya en 1879 se instaló el telégrafo en el sector, lo que permitió una rápida comunicación con otras zonas del país. Asimismo, junto a los militares llegaron cientos de personas con el ánimo de quedarse a morir en el sector, por lo cual se organizaron para realizar las tareas propias de una ciudad naciente: ubicar la plaza, los rancheríos, la parroquia, las tiendas, etc.
Se puede señalar que Traiguén, durante el proceso de Ocupación de La Araucanía se convierte en una mezcla de población colona, mapuche y también chilena, donde cada uno de estos grupos veía con diversos ojos la zona, pero esta última hizo prevalecer su fuerza, valiéndose en el proyecto que como Estado – Nación chilena había sido creado, y que logró consolidarse rápidamente. Durante los siglos XIX y XX, los mapuches sufrieron de la discriminación y estigmatización por parte del criollo durante su proceso de integración a la sociedad chilena, que solo los confinaba a participar en ciertas áreas laborales. Las diferencias interétnicas entre los mapuches, chilenos y europeos colonos, generaron una difícil convivencia que se ha caracterizado como parte del «Far west chileno». El 27 de enero de 1881 Traiguén vivió uno de los hechos más sangrientos de la “Ocupación de la Araucanía”, el “Asalto a Traiguén” enfrentó a guerreros mapuches y soldados chilenos reforzados con los primeros habitantes de la reciente formada villa. Al comenzar el año 1881 se escuchaba el rumor en la Araucanía que el ejército chileno, en sus campañas de la Guerra del Pacífico, estaba obteniendo derrotas, oportunidad que vieron los caciques de las comunidades más numerosas de la región para recuperar territorio, comenzando a preparar sus armas para la lucha, sin embargo, estos carecían de una unidad de mando preparada para organizar un gran levantamiento con un ejército capaz de enfrentar a las armas chilenas. Por ello, optaron por un sistema de escaramuzas, vale decir, de hostilidades con movimientos dispersos y rápidos, era el planteamiento de una guerra irregular, lo que hoy se conoce como guerra de guerrillas.

La planificación mapuche distribuyó grupos de ataque. El cacique Marihual se encargaría de Chanco y Traiguén; Pichunlau, de Pelehue, al sur de Los Sauces; Huenchecal, de Huadava; Epuleo, de Chanco, el hermano de Quilapan, se encargaría del fuerte de Adencul; Marileo Colipi de Purén y Lumaco. El 26 de enero de 1881 la guarnición de Traiguén atrapa a un mapuche que robaba caballos, éste por temor a ser fusilado da a conocer los planes de los caciques. Al amanecer del siguiente día, cerca de 60 mapuches se acercan a las inmediaciones de Traiguén para robar algunos caballos que pastaban, siendo observados por un centinela quien es asesinado, logrando algunos soldados salvar el intento de robo. Inmediatamente corrió la noticia y alarma en el poblado, tomando los soldados sus armas con el vecindario, también listos para enfrentar la arremetida indígena.

Origen

Desde los inicios de su fundación, «el fuerte de Traiguén» se caracterizó por su dinamismo económico, lo cual significó que rápidamente la zona fuera conocida por el empuje, en la ardua tarea de implementar nuevos avances tecnológicos.

La comuna ha sido denominada históricamente «El Granero de Chile», en consideración a la gran producción triguera registrada a fines del siglo XIX y a comienzos del XX. Esto significó que ya en 1889 llegara a estas tierras el ferrocarril; además se instaló en esos años el primer banco de La Frontera, de José Bunster, junto a otras casas financieras que establecían sus sucursales en Traiguén.

La historia de Traiguén se encuentra fuertemente unida al proceso de incorporación de las tierras de «La Frontera» al Estado chileno a fines del siglo XIX. Por lo tanto, como muchas ciudades de La Araucanía, Traiguén nació como un fuerte militar, una avanzada del Ejército de Chile para asentarse en esta zona del país. Como señalan las crónicas de la época, el 2 de diciembre de 1878 fue fundado el fuerte de Traiguén por el coronel Gregorio Urrutia, asentándose esta división en los dominios del gran Quilapán, quien diez años atrás había impedido que el Ejército lograra su cometido en el área.

Ya en 1879 se instaló el telégrafo en el sector, lo que permitió una rápida comunicación con otras zonas del país. Asimismo, junto a los militares llegaron cientos de personas con el ánimo de quedarse a vivir en el sector, por lo cual se organizaron para realizar las tareas propias de una ciudad naciente: ubicar la plaza, los rancheríos, iglesia, etc.

La gente empezó a trabajar en la ganadería y la agricultura. Posteriormente, se instala en Traiguén José Bunster, quien levantó importantes industrias y servicios comerciales, además de dedicarse a la floreciente agricultura. En 1883, el mismo José Bunster instala un molino de cilindros que operaba con energía hidroeléctrica, siendo el primero en su tipo en Sudamérica. Por lo demás, permitió otorgar luz eléctrica a un importante número de familias. Son muchos los hitos de progreso que marcan a esta comuna, entre ellos destaca que en 1901 comenzara a operar la primera locomotora eléctrica en Sudamérica, bajo la administración de Juan Widmer, y que hoy se ubica frente a la Estación de Ferrocarriles.

Por lo demás, fue un espacio floreciente para el periodismo regional, que encontró en este lugar la energía necesaria para crecer, destacándose el diario «EL Colono», que dejó huellas en los habitantes de «La Frontera». Como se señaló a comienzos del siglo XX, la comuna se caracterizó por su prosperidad, lo cual significó que la zona atrajera a un alto número de inversionistas de distintas partes que vieron en estas tierras una buena alternativa para hacer riqueza, lo cual redundó en un abundante comercio y dinámica vida económica.

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